Monday, June 09, 2008

Tropiezo neuronal

Cambiar el sistema capitalista en que vivimos, que promueve el trabajar para poder poseer más y más, anteponiéndose a trabajar para poseer lo necesario y tener tiempo libre para disfrutarlo, será sólo posible cuando nos desprendamos de todo lo que tenemos. Esto es, cuando ocurra una catástrofe mundial –llámese crisis económica, llámese efecto invernadero, llámese Guerra Mundial- que nos arrebate nuestras pertenencias y lo único que tengamos seamos nosotros mismos. Entonces, y sólo entonces valoraremos las cosas como se merecen y quizá un nuevo sistema de organización social surja , incluso tal vez uno antiguo, al más puro estilo de los idealistas seguidores de Mill o de Marx resurja.

Esta conclusión alocada y fuera de lugar hoy en día ha sido inevitable tras leer un texto que habla de la empresa Kellog’s. Es realmente interesante. En resumen lo que pasa es que el Sr. Kellog que se había pasado toda la santa vida trabajando a piñón, más de 17 horas seguidas si era necesario, llega a los 65 años y se da cuenta de que el tío q tiene delante, un periodista, vivía mejor que él y le dijo “daría lo que fuera por tener tus amigos”. Total, Kellog reduce la jornada de 8 horas y 3 turnos a una jornada de 6 horas y 4 turnos. Conseguía 3 cosas importantes: (1) mejorar la calidad de vida de sus empleados (2) Aumentar el número de trabajadores (al trabajar menos horas podían venir a la empresa más, disminuye el paro) y (3) aumentaba la productividad un 20%.
Asombrosamente así era (y así es): al trabajar menos horas los empleados se esforzaban más y aunque no cobraban igual que trabajando 8 horas, el sueldo se les subía proporcionalmente un 25% con lo que les valía inmensamente la pena cobrar un poco menos y vivir más. Durante estos años en la ciudad de Kellog’s se crearon decenas de asociaciones, parques, actividades, etc. La gente decía que era más feliz que nunca (estamos a ppios del siglo XX).
Bonito, hasta que llegó la crisis del 29.
Al pasar la crisis, el nuevo gerente de Kellog’s quiere recuperar la jornada de 8 horas, pagando más a los trabajadores. Estos se reúnen y deciden por mayoría que “nanai”, que prefieren su calidad de vida.
Siguen felices durante unos años mientras la Dirección sigue tocada durante otros tantos.

Y llega el capitalismo salvaje : producir mucho , vender mucho, trabajar mucho para tener mucho.

Kellog’s se alía a otra super empresa y juntos amenazan a los trabajadores: ó trabajáis 8 horas o os váis a la calle. Al final no les queda más remedio que aceptar. Lo mejor de todo es que al final la empresa despidió trabajadores, incluso de los que apoyaban desde el principio las ocho horas.

Sacad vuestras propias conclusiones.

1 comment:

Anonymous said...

Pues qué quieres que te diga, hoy en día tenemos un ejemplo parecido en las oficinas de Google. Tenemos la fea costumbre de pensar que cuantas más horas trabajamos mas rendimos.. y no es así.. para nada. No conocía la historia de Kellog's... pero como siempre la humanidad funcionaría mejor si tuviese memoria....

Mussocs